Esta semana ha sido... desconcertante, en lo que se refiere a mi relación con el trabajo. Ya he comentado algunas veces que hasta junio trabajo fuera de casa, en un centro de servicios sociales. Salgo a las 12, recojo a Teo, voy a casa, comemos, se acuesta y me pongo a trabajar en insela hasta la hora de ir a recoger a Laia al cole. Más o menos esa sería mi rutinilla. Luego saco horas, a veces, de la noche (cada vez me cuesta más, la verdad) y sobre todo de los fines de semana. Pero esta semana... Lunes: Salgo a las 7:45 de casa sin llaves. Hasta las 19:30 no podemos entrar. Eso sí, pasé un día de fábula. Comimos fuera, luego paseo por Madrid Río, parque, casa de una amiga y ya por fin a casa. Cero en trabajo. Martes: todo normal, trato de ponerme al día de mis pellas del día anterior. Miércoles: Teo decide que no duerme la siesta. Jueves: Se va la luz. Cuando vuelve, Teo se despierta. Viernes: Laia con varicela. Sábado: Avanzo un poco. Domingo: Todo listo para trabajar al máximo... pe...