Ir al contenido principal

El verdadero papel del juego



A través de la página http://www.jugarijugar.com/ he conocido a Luis Pescetti y su blog, lleno de juegos, cuentos, canciones y textos. De éste que traigo el verdadero papel del juego me gusta la idea del juego como obra de arte. Dejemos que los niños generen arte.

Imagen de Jorge G. Liquete. Son fichas para desarrollar la inteligencia. Quizás si dejáramos que jugaran a interpretar estos personajes, libremente, sin más, no haría falta tanta ficha.

-------------------------------------------------


El sistema tradicional de educación siempre está preocupado por ser científico, y no sólo científico en general, sino por parecerse a una ciencia exacta. Algún oscuro complejo de inferioridad debe haber atrás de esa errónea pretensión. "Ser científico" da un respaldo que nos vuelve inobjetables: no estamos en el continuamente cambiante terreno de la experiencia humana, sino en el de la ciencia con todo el aura de poder que da el "conocimiento objetivo". De esa manera nuestro discurso, al estar respaldado por datos científicos, se vuelve tan cierto como la distancia de la luna al sol o el punto de ebullición del agua.

Así se gastan enormes cantidades de tiempo y energía en hacer métodos y planificaciones que, las más de las veces, se quedan en el intento de atrapar la realidad. Eso que tendría que ser una ayuda para ordenar la tarea, facilitarla, se vuelve un elemento más que hay que atender; no hay que seguir el tiempo del grupo sino el del programa.
Pero no queda sólo ahí: cualquier cosa que se intente hacer con los niños tiene que estar justificada "científicamente" y en relación al programa. Es entonces que aparecen libros de recreación con indicaciones tales como: "Este juego desarrolla la memoria y la atención", "Este juego desarrolla la coordinación psicomotriz", "…desarrolla la coordinación en el espacio", "…el sentido de equipo". Como si fuéramos máquinas con botones o engranajes que necesitan tal ajuste, tanto de aceite.

De la misma manera que a los cuentos se los utilizó como vehículos de mensajes morales, a los juegos se los usa con objetivos pedagógicos. Lo repetiremos: las lecciones disfrazadas de juego son una trampa que el niño siempre reconoce.
Claro que los juegos enseñan, pero es imposible traducir a palabras todo lo que ocurre en un juego, como es difícil buscar el "mensaje" de un cuento y traducirlo a palabras. Cuanto mejor es el cuento esto es más imposible.
He encontrado libros con excelente material, pero que tenían una lista que aclaraba qué desarrollaba cada juego: astucia, rapidez, agilidad, imaginación, ritmo, concentración, reflejos, gusto por el riesgo, etc. De poco sirve un material bueno si está en función de una idea equivocada. Es un error grave ver al niño como un montón de facultades a desarrollar (memoria, sensorialidad, músculos, etc.).

Debemos hacernos dos preguntas:
¿Cuál es la mentalidad que busca la justificación de un juego en el desarrollo de potencialidades (memoria, atención, etc.)?
¿Qué visión del hombre es la que, aún si darnos cuenta, estamos utilizando y desarrollando? (¿Una concepción mecanicista? ¿El hombre como una máquina de producir?)
Este es un aspecto clave para debatir, al menos para que cada uno tenga en claro al servicio de qué idea está poniendo sus esfuerzos.
Sólo una sociedad enferma como la nuestra necesita una justificación para permitir el juego.

En el otro extremo están quienes utilizan los juegos como elementos de mero entretenimiento, de distracción, para calmar a los niños cuando el grupo está muy excitado. Hacer esto es como utilizar un piano para sostener libros o una guitarra para leña; se puede, pero nos estamos perdiendo lo mejor.

Un juego es una totalidad muy compleja que apunta a una infinidad de aspectos. No es una herramienta de adiestramiento. Se parece más a una obra de arte: nadie ve un cuadro para desarrollar su sensibilidad al amarillo. Podríamos decir que un juego es como una obra de arte (en la mayoría de los casos: anónima y colectiva) que sólo existe cuando se la practica y para quienes la practican, no para los que miran de afuera.

Los juegos son importantes porque enseñan alegría, porque nos arrancan de nuestra pasividad y nos colocan en situación de compartir con otros. Así como la danza nos cuenta de algo que sólo con danza se puede contar, los juegos enseñan algo que sólo los juegos enseñan y que no se traduce en palabras. Brindan un buen clima de encuentro, una actitud distendida, nos revelan torpezas de un modo que no nos duele descubrirlas, cambian los roles fijos en un grupo, son otra manera de incorporar una sana y necesaria picardía, despiertan, "desactivan la bomba". Por sobre todo, y esto corre el riesgo de sonar a telenovela barata, son un constante mensaje de vitalidad que se graba en quienes los realizan, aportan una especie de combustible vital básico.

Al igual que el carnaval nos invitan a que nos olvidemos de nuestra propia cara, de nuestra manera habitual de ser y nos pongamos otras máscaras, otros roles. Quizás veamos que en nosotros también hay otros y que esos juegos los despiertan e invitan a salir y revelarse. Obtendremos, por un momento, aquello que tanto anhelaba Borges: el alivio que da dejar de ser nosotros mismos.

Como señala Jean Duvignaud, lo valioso de los juegos es que rompen el orden establecido y nos colocan en una zona, en un "caos", que está más allá de toda preocupación de eficacia, de finalidad, de utilidad. Zona de "caos" que está cargada de intensa vitalidad y de frescura.
La justificación de los juegos radica en su misma intensidad, en cierta fascinación perturbadora que producen, en su vértigo.

Una actividad lúdica bien utilizada es una poderosa herramienta de cambio.
Los juegos son herramientas de la alegría, y la alegría además de valer en sí misma es una herramienta de la libertad.

Comentarios

  1. ¡Ahhh, Mayte! ¡Descubriste a mi Pescetti de mi vida! Su blog no tiene desperdicio, como dices. Yo tengo el nuestro salpicado de canciones suyas. Algún día escribiré un post sobre él pero, ¡hay tanto que contar que no sé por dónde empezar!

    Me lo presentó mi marido (intelectualmente hablando ji, ji) hace unos diez años con la canción "El sapito" incluída en un divertido libro sobre didáctica musical. En el blog tienes vídeos de esta sencilla melodía pero complicada en sus gestos.

    Creo que a tu página le iría muy bien alguna de estas "irreverentes" canciones suyas:

    "Ricardito no me come nada", "No quiero ir a dormir", "¡No nos digan siempre, no!", "Gracias", "Mamá, no quiero que hoy vayas al trabajo", "Cómo se hacen los niños",... y muchas más :-D

    Has hallado un tesoro. ¡Enhorabuena!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias!! La verdad es que lo que he ido viendo me ha gustado mucho. Esto de internet es maravilloso, jejeje.

    ResponderEliminar
  3. Nos chifla la canción "al agua patos". A mi también me gusta la idea del juego como obra de arte. Con tu permiso, me llevo esta frase para mi blog. Un beso

    ResponderEliminar
  4. hola Maite.


    soy janneth, de colombia, llevo leyendo tu blog hace como 4 días, ya he visitado los que tu también recomiendas, estoy feliz con los artículos que pones, me llegan muchísimo, tengo dos niños que educo en casa son de 4 y 5

    muchas gracias

    esto del juego me llena, nosotros no estamos llevando ningún curriculum, si nos guiamos muchísimo por la pedagogía waldorf, pero somos un mix de todo, solo nos importa que sean felices,

    gracias seguire aca leyendo

    ResponderEliminar
  5. Mar, me encantó la del al agua patos. El cancionero está genial. Bueno, hay alguna de sangre, vísceras y tal que me dio un poquillo de repelús, jajaja!! topó con mi sensibilidad. Laia la bailaba como si tal cosa. Y por supuesto, tu roba, roba, que esto es la red de redes ;)

    Jan, bienvenida y muchas gracias por tu comentario. Un abrazo. Me voy a visitar ahora mismo tu blog.

    ResponderEliminar
  6. pescetti!!!!nos encanta!!!!q bueno!!!!
    me las sé todas, fui scout y en el corazón aún lo soy y las canciones las can´tabamos de niños en los campamentos y lo pasábamos en grande realmente éramos felices, me has arrancado una gran sonrisa.
    Un beso, ya sabes q te lo robo y te lo pongo en el forito q lo necesitan, un bico rula

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Frederick

Estoy preparando un cuenta cuentos sobre Frederick, ese libro de Leo Lionni tan sugerente y que tira por tierra la fábula de la cigarra y la hormiga, que siempre me había parecido algo cruel, jejejeje. Aquí, Frederick, que parece que se escaquea durante los duros preparativos del invierno, resulta que está haciendo otras cosas que serán de utilidad también para alimentar el alma. Como forma parte de los cuenta blogs de la biblioteca del cole de mis hijos, la idea es contar el cuento y después hacer alguna actividad, que de una forma u otra podamos contar en el blog de la biblio . Así que realizaremos ratones (quizás se conviertan en "originales" puntos de libro, o marionetas...) mientras recojo qué les ha parecido el cuento, su visión del mismo. Como serán niños de primero, quizás esa recogida la realice ya por escrito, aunque seguiré llevando mi super grabadora, que les encanta hablar por ella.  Como siempre, me lanzo a la red a buscar información, ideas para real

¿Qué pasa cuando los niños crecen?

Imagen mía tomada en una tienda Vintage en el Barrio de las letras de Madrid. Hace unos días, leía esta estupenda entrada de Armando Bastida en Bebés y más: Cuando a lo de criar con apego le llega la fecha de caducidad . Hacía tiempo que me rondaba una entrada sobre el tema porque es verdad que a partir de cierta edad nos parece ya que "todo vale", y justo es cuando empieza la etapa de educar. Su entrada es muy completa y profunda. No voy a poder hablar de todos los temas que él aborda, así que a ver si me centro ;) Para educar, hace falta Ser.  Creo que para Educar hace falta Ser. Parece que la frase es de Quino y el otro día vi una imagen muy chula que quería que ilustrase esta entrada, pero me estoy volviendo loca y no la encuentro (edito, que la he encontrado!). Durante el embarazo y la crianza tenemos una etapa perfecta para crecer, por nosotras, porque la vida es un crecimiento constante. Pero están ellos también. Tratamos de no repetir ciertos patro

A la caza del cole

En breve se abre el periodo de preinscripción en colegios públicos y concertados y como acada año, muchos padres y madres se ven en la difícil tesitura de elegir, en función de criterios muy personales, cuál es el colegio donde les gustaría que sus hijos recibieran la educación formal. Es un tema candente cada año, pero éste, en el que por fin me siento a gusto con el colegio donde están mis hijos, me está haciendo reflexionar. En el debate, muchas personas opinan que lo mejor es un centro cercano a casa, que cualquiera es bueno, que el colegio no es determinante de cómo será nuestro hijo, porque lo fundamental será la educación que le demos en casa. Y no seré yo quien esté en contra de esa opinión, todo lo contrario, la búsqueda de un colegio que nos parezca coherente con nuestra forma de ver la educación no lleva asociada una cesión de funciones educativas. Pero como loca buscacoles, he estado revisando mis andanzas estos días. Se remontan al año 2008, cuando mi hija iba a en