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Las Desvantajas del Tiempo Fuera


Antes de irme de vacaciones, Aletha Solter me autorizo a que copiara un texto suyo sobre el tiempo fuera. Y yo, rapida y veloz, tan pronto llego de viaje, lo pongo. Tengo ganas de hacer una entrada sobre obediencia, autoridad y demas primos hermanos. A ver si no se queda en una mera idea, que en mi mente esta casi redactado.
La imagen es de Patricia Metola, uno de los ultimos bocetos que ha incluido en su blog.
El texto original se encuentra en la pagina de awareparenting

por Aletha Solter, Ph.D.

(Traducción español de Laura Díaz de Entresotos Bajo)

(Versión inglés: The Disadvantages of Time-Out)

Publicado originalmente en la revistar Mothering Magazine, Otoño de 1992. Revisado y actualizado en 2000.

Copyright © 1992, 2000 por Aletha Solter. Todos los derechos reservados.
Copiado con permiso del sitio web de The Aware Parenting Institute (www.awareparenting.com).


Se puede encontrar una descripción de esta filosofía de la educación en los tres libros de Aletha Solter: Mi bebé lo entiende todo, Mi niño lo entiende todo, LLantos y rabietas (Ediciones Medici, Barcelona, España).

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A medida que padres y educadores preocupados han tomado conciencia de los peligros del castigo físico, el Tiempo Fuera ha emergido como una herramienta de disciplina muy popular. A los niños que se portan mal, se les manda a sentarse quietos en una silla o ir a sus habitaciones para calmarse y pensar sobre lo que han hecho. Después de un periodo de tiempo, se les permite volver al grupo o unirse a la familia, siempre que se comporten "de manera apropiada". El periodo de tiempo designado es normalmente de un minuto por cada año de edad, y los niños que abandonan la silla o la habitación antes de que el tiempo termine son mandados de vuelta por el periodo de tiempo completo otra vez. Algunos libros recomiendan una norma adicional de silencio, y sugieren que el periodo de tiempo se repita si se rompe el silencio. En cualquier caso, a los padres que usan este método se les prometen rápidos y fáciles resultados.

El Tiempo Fuera proviene del movimiento conductista basado en el trabajo del psicólogo B. F. Skinner. Su teoría del condicionamiento operante afirma que los niños se comportarán de determinada manera si reciben premios por hacerlo ("refuerzo positivo"), y que el comportamiento no deseado puede ser reducido retirando premios o provocando dolor (ambos son calificados "castigo"). Skinner mismo creía que todas las formas de castigo eran medios inapropiados para controlar el comportamiento de los niños.1 Aún así, mientras pegar está disminuyendo en los Estados Unidos y en otros paises, la retirada de amor y la atención perdura como un medio aceptable de control.

Bajo la superficie

Usar Tiempo Fuera parece menos perjudicial que pegar, dar una paliza, o gritar, porque no involucra abuso físico o verbal. Por lo tanto se piensa que representa algún grado de progreso en nuestra continua lucha por hacer de este mundo un sitio mejor para los niños. Según muchos educadores y psicólogos, sin embargo, el Tiempo Fuera no es tan inocente como parece y es, además, una manera de disciplinar a los niños emocionalmente perjudicial. De hecho, la Asociación Nacional para la Educación en la Infancia (National Association for the Education of Young Children) incluye el uso del Tiempo Fuera en una lista de medidas disciplinarias perjudiciales, junto con el castigo físico, criticar, culpar, y avergonzar. 2

Bajo la superficie, el Tiempo Fuera es un enfoque autoritario y, como tal, puede funcionar sólo entre niños entrenados para cumplir con el poder y la autoridad de los adultos. Los niños entrenados para conformarse ante tales medidas saben que las consecuencias de desobedecer son peores que las de seguir los mandatos. Los niños que no han sido criados en un ambiente autoritario lo más probable es que se nieguen a ir a otra habitación o a sentarse en una silla.

¿Cómo aprende un niño las consecuencias de la desobediencia? Los partidarios del Tiempo Fuera aconsejan a los padres la retirada de todos los privilegios como la TV, juguetes, música, etc., hasta que se haya conseguido la conformidad del niño. Siempre está la amenaza de la privación o de mayores penalizaciones. En algunas familias puede haber incluso una amenaza tácita de violencia. Aunque el método parece bastante inocente, requiere de una historia pasada de autoritarismo punitivo que hace a los niños lo suficientemente dóciles como para obedecer.

Los partidarios afirman que el Tiempo Fuera no es una forma de castigo. Usan terminología como "consecuencias", "tiempo de renovación", o "periodo de inactividad" para hacer que este enfoque suene benévolo. Lamentablemente, esta terminología no amenazante ha llevado a los padres a pensar que este enfoque es inofensivo.

Desde el punto de vista de un niño, el Tiempo Fuera es sin duda experimentado como castigo. ¿Quién quiere ser aislado del grupo y ser totalmente ignorado? Es bastante probable que los niños vean esta forma de aislamiento como abandono y pérdida del amor. Y mientras los padres tienen a menudo la precaución de proporcionar reafirmación de su amor y de distinguir entre el niño y el comportamiento indisciplinado ("Te quiero, pero necesitas ir a tu habitación cinco minutos porque lo que has hecho es inaceptable"), sus acciones hablan mucho más alto que sus palabras.

Los niños menores de siete años simplemente no tienen la capacidad de procesar palabras de la misma forma que lo hacen los adultos.3 La experiencia concreta y las percepciones de la realidad producen un impacto mucho más fuerte que el lenguaje. Ser aislado e ignorado es interpretado como "Nadie quiere estar conmigo ahora mismo. Por lo tanto debo de ser malo e incapaz de inspirar amor", y ninguna palabra amorosa, por bien intencionada que sea, puede invalidar ese sentimiento de rechazo.

Nada es más aterrador para un niño que la retirada de amor. Junto con el miedo aparece la inseguridad, ansiedad, confusión, rabia, resentimiento y baja autoestima. El Tiempo Fuera puede también causar vergüenza y humillación, especialmente cuando se usa en presencia de otros niños. En el mundo de la experiencia del niño, el tiempo fuera es absolutamente punitivo.

Los sentimientos dolorosos son una consideración; la información que se comunica acerca de las relaciones es otra. ¿Qué mensaje estamos dando a nuestros hijos al demostrarles que el amor y la atención son mercancías para repartir o retener con el propósito de controlar a otros? ¿Es esta una habilidad de resolución de conflictos que será útil para ellos? ¿Cómo influirá en su habilidad para interactuar con amigos, y algún día con un cónyuge o compañero de trabajo? ¿No sería mejor enseñar a los niños habilidades de resolución de conflictos útiles desde el principio, más que mandar el mensaje de que la única manera de solucionar conflictos es cortar la comunicación?

Aunque el problema con el Tiempo Fuera es en gran parte invisible, un aspecto es manifiestamente obvio: en cierto momento deja de funcionar. Los partidarios de este enfoque admiten que es efectivo sólo hasta la edad de nueve años. ¿Puedes imaginarte diciéndole a un adolescente, que puede ser más alto que tú, que se siente en una silla mientras le ignoras? Los adolescentes que tienen algún sentido de su propia autoestima se reirán ante semejante orden. La versión para adolescentes del Tiempo Fuera es la práctica de castigar a los adolescentes no dejándoles salir los fines de semana o por las noches. Pero este método sólo lleva al resentimiento, la resistencia y el engaño.

De hecho, cualquier método basado en el poder y el autoritarismo deberá ser finalmente abandonado, simplemente porque los padres dejan de tener poder.4 Los padres de adolescentes se enfrentan a una serie de dificultades totalmente nuevas cuando sus métodos de control de "probada eficacia" resultan completamente ineficaces. Los padres que adoptan métodos no autoritarios desde el principio, por otra parte, son capaces de prevenir las luchas de poder, así como los problemas de disciplina que tan a menudo aparecen en la adolescencia.

Consecuencias Escondidas

El uso del Tiempo Fuera conduce a multitud de problemas escondidos. Uno de ellos, cuando imponemos un Tiempo Fuera a niños que están llorando o enfurecidos, les damos el mensaje de que no les queremos a nuestro alrededor cuando están disgustados. Con la certeza de que no les escucharemos, pronto podrían dejar de acudir a nosotros con sus problemas.

Más aún, esos niños pueden aprender a suprimir sus sentimientos, especialmente si insistimos en el Tiempo Fuera en silencio. ¿Hemos olvidado que llorar y rabiar son mecanismos sanos de liberación de la tensión que ayudan a aliviar la tristeza y la frustración?5, 6, 7 ¿Hemos ignorado la investigación que demuestra que las hormonas del estrés son excretadas a través de las lágrimas, y que de ese modo posiblemente se reducen los efectos del estrés y se restaura el balance químico del cuerpo?8 Enseñando a nuestros niños a suprimir sus lágrimas, estaremos en realidad aumentando su susceptibilidad a una variedad de desequilibrios emocionales y físicos. La psicoterapeuta suiza Dr. Alice Miller sostiene que una de las cosas más devastadoras que le hacemos a los niños es negarles la libertad para expresar su rabia y sufrimiento.9

Un problema adicional es que el uso del Tiempo Fuera no trata la causa subyacente del "comportamiento inapropiado". Los niños actúan de maneras específicas por buenas razones, aunque pueden no ser conscientes de ello. La mayor parte del comportamiento no deseado puede ser explicado por uno de estos tres factores: el niño está tratando de satisfacer una necesidad legítima, le falta información o es demasiado joven para comprender, o se siente disgustado (frustrado, triste, asustado, confundido, celoso, o inseguro). Cuando tratamos de cambiar el comportamiento sin tratar esos sentimientos y necesidades, no ayudamos a nuestros niños en absoluto. ¿Por qué? Porque el problema subyacente todavía estará ahí. Enseñar a los niños a cumplir con nuestros deseos no resuelve los problemas más profundos.

Por ejemplo, los hermanos que son separados y mandados a sus habitaciones repetidamente cuando pelean pueden aprender al final a dejar de pelear delante de sus padres. Sus sentimientos no resueltos de celos y odio, sin embargo, pueden ser expresados en formas mas enrevesadas, o pueden cargar con su resentimiento hasta la edad adulta. Reducir los síntomas de un problema no soluciona el problema.

Los padres han sido llevados a creer que los niños usarán el Tiempo Fuera para pensar acerca de lo que hicieron y recuperar algún atisbo de autocontrol. En realidad, cuando los niños se portan de manera inapropiada, con agresividad, o de manera odiosa, están a menudo albergando sentimientos reprimidos tan fuertes que son incapaces de pensar con claridad acerca de sus acciones. Mucho más útil que el aislamiento es la escucha atenta de alguien que pueda fomentar la expresión de sentimientos sinceros. El sano alivio que proporciona hablar, llorar, o rabiar puede incluso prevenir la recurrencia de un comportamiento no deseado.

Abrazar a los niños que golpean o muerden es mucho más efectivo que aislarles. Un abrazo firme pero con amor crea seguridad y calidez mientras protege a otros niños de hacerse daño. También invita a la expresión de sentimientos genuinos (a través del llanto y la rabieta) mientras se asegura al niño de la indestructibilidad del vínculo padre-hijo.10 Es paradójico, pero cierto8 los niños necesitan más amor y atención cuando menos se lo merecen. Decirle a un niño violento que se siente quieto rara vez logra algo constructivo y sólo contribuye a aumentar la represión de la rabia y sentimientos de alienación.

No es necesario aislar a los niños y retener nuestro amor para enseñarles como comportarse bien. De hecho, es totalmente posible ayudar a los niños a aprender a ser cooperativos y miembros decentes de la sociedad sin usar nunca castigos, premios, o consecuencias artificiales de ninguna clase. Ningún método rápido y fácil resolverá todos los conflictos. En su lugar, necesitamos tratar cada situación como el único desafío que es, y tratar de ser flexibles y creativos, al mismo tiempo que damos a nuestros niños el amor y respeto que merecen.

NOTAS

1. Robert D. Nye, "B.F. Skinner and Radical Behaviorism," Three Views of Man (Belmont, CA: Wadsworth Publishing Company, Inc., 1975), p. 51

2. "Avoiding 'Me Against You' Discipline," Young Children, Vol. 44, No. 1. (Washington DC: National Association for the Education of Young Children, November 1988), p. 27.

3. Jerome S. Bruner, "The Course of Cognitive Growth," American Psychologist 19 (1964), pp. 1-15.

4. Thomas Gordon, Parent Effectiveness Training (Three Rivers Press, 2000), pp. 193-194. (En español: Tecnicas eficaces para padres. Editorial Medici)

5. Aletha J. Solter, The Aware Baby (Goleta, CA: Shining Star Press, 2001), pp. 39-41. (En español: Mi bebé lo entiende todo. Editorial Medici)

6. Aletha J. Solter, Helping Young Children Flourish (Goleta, CA: Shining Star Press, 1989), pp. 5-9. (En español: Mi niño lo entiende todo. Editorial Medici)

7. Aletha J. Solter, Tears and Tantrums (Goleta, CA: Shining Star Press, 1998), pp. 13-32. (En español: Llantos y rabietas. Editorial Medici)

8. William H. Frey II, and Muriel Langseth, Crying: the Mystery of Tears, (Minneapolis: Winston Press, 1985), pp. 45-58.

9. Alice Miller, For Your Own Good: Hidden Cruelty in Child-Rearing and the Roots of Violence, (New York: Farrar, Straus, Giroux), pp. 106, 259. (En español: Por tu propio bien: Raíces de la violencia en la educación del niño. Tusquet Editores)

10. Martha G. Welch, Holding Time (New York: Simon and Schuster, Inc., 1988), pp. 42-43.

Comentarios

  1. INTERESANTÍSMO TU BLOG, LO HE VISTO A TRAVES DE EL FORO CRIANZA NATURAL Y DE VERDAD QUE ME HE ENGANCHADO!!!

    LE HE MANDADO EL ENLACE A TU BLOG A TODAS MIS AMIGAS MAMAS Y FUTURAS.

    ;)))

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  2. Muy interesante!
    Me ha venido muy bien, un pasaje me afecta especialmente, el de las peleas entre hermanos.

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  3. Gracias por poner el texto, porqué al menos a mí, me ayuda a reflexionar sobre lo que hago como madre. En algunas ocasiones, yo he utilizado el "tiempo fuera", aunque lo cierto es que solo ha sido muy de vez en cuando (ya ni recuerdo la última vez que lo hice). Las ocasiones en que lo he hecho ha sido porqué ya no tenía más recursos que usar y porqué la situación me superaba. De todos modos, nunca he mandado a la niña fuera de mi vista. Es decir, la he hecho quedarse en un rincón de la estancia donde estuviera yo, explicándole primero que lo hacía para que intentáramos relajarnos las dos (ella en un rincón, y yo en otro mirándola) y después del par de minutos de "stand by" nos hemos abrazado y hemos podido hablar de lo que ha pasado. Ese par de minutos me concedían el tiempo suficiente para calmarme y poder llevar la situación de un modo más civilizado. A J. el efecto que le producía era también de calma, incluso diría que de expectación. Imagínate la escena; madre e hija cada una en una esquina del cuarto, mirándose y pensando en lo que acaba de pasar. Esta técnica, como ya he dicho anteriormente, no hemos necesitado usarla muy a menudo. Creo que como recurso de última instancia, en esos días en que el estado anímico de ambas partes ha llegado a un estado de saturación emocional que es incapaz de resolver ningún conflicto, puede servir para tomarse un respiro y ver las cosas con cierta perspectiva. Sin embargo, creo que usarlo de modo habitual, debe de ser contraproducente(además de totalmente inefectivo).

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  4. Me parece muy interesante. Pero que alternativa proponen entonces? Digo, es fregado porque pareciera que todas las técnicas son malas.

    Como enfrentamos el tema de ayudar a los niños a entender de límites sin ninguna herramienta.

    Si tenés algunas propuestas sobre el manejo de limites me encantaría

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  5. Annabel, es cierto que hay dias que no estamos para abrazos ni para abrazas, que nos sentimos desbordadas. Y tanto! :)Pero me parece importante darse cuenta del proceso, tal y como cuentas.

    nuria, hay un monton de "tecnicas". Y luego, claro, cada niño es un mundo, cada madre tambien... y cada uno hace lo que le parece, por supuesto (y a veces, lo que puede, jeje) ;) Pero mira http://adivinacuantotequiero.blogspot.com/2007/11/como-hablar-para-que-sus-hijos-le.html Las ideas que vienen en este libro y en padres liberados, hijos liberados para mi son muy buenas, pero no como un metodo, sino incorporando aquello que cuadra con nuestra forma de ser, por supuesto.

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  6. Gracias Maite por traernos este artículo, yo la verdad leo siempre a Solter con pinzas pero esto me gustó.
    Contestando un poco también a NuriaBadilla, antes de irme yo de vacaciones subí un post interesante sobre el tema:
    http://cuatroenlacama.blogspot.com/2009/07/sanciones-por-reciprocidad.html

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  7. Interesante y ricas las propuestas chicas! Gracias Ale

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  8. Muchisimas gracias por compartirlo!! Esta muy interesante y es revelador...!!!

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  9. Maite, gracias por el artículo, como tantas veces, me haces pensar.

    A veces, quienes necesitamos el tiempo fuera somos los adultos. La profe de mi hija (que estaba en un aula junto con otra profesora, siempre eran dos) me comentaba que a veces necesitaba salir de la clase y tomarse ese tiempo fuera antes de que la ira o el enfado la dominasen. Me pregunto qué hace un profesor con 25 niños a su cargo en situaciones complicadas si no dispone de esa posibilidad.

    Ahora no sólo pienso en la crianza de mis hijos, sino en mi futuro profesional, ya sabes. Con otros 24 niños a tu cargo, ¿cómo manejar una situación complicada? (Igual no es este el sitio de plantearlo...)

    Me imagino un niño enrabietado en un aula, o que está molestando a alguien, o montando jaleo. Y no sé qué hay de malo en algo así como "En esta clase necesitamos que todos cooperen. Si no lo haces, no podemos continuar trabajando". Y al estilo de "Cómo hablar para que sus hijos le escuchen (...)" un "Tú eliges. O cooperas o te vas al rincón".

    En fin. Voy a ver si sigo estudiando un rato, que hoy estoy madrugadora. Un beso!

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  10. ale, yo tb la leo con cuidado ;)

    eva, gracias por tus pensamientos. te conte un rollo por email, jeje.

    besos

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  11. Me parece muy bien todo lo que habéis comentado aunque en ocasionaes os invitaría a venir a un aula de educación infantil.
    Allí me encuentro yo sola como maestra en el mejor de los casos con 25 niños de 3 años. Cada uno de su padre y de su madre (algunos malcriados, otros con los que solo se dialoga, otros con los que no, y un largo etc).
    No creo que el tiempo fuera sea tan malo (bien empleado y por supuesto hablado con los niños) Todo en los extremos es malo y hay que aprender a aplicar diferentes técnicas. Ni los premios funcionan siempre. Ni los castigos. Ni los besos y el amor. Ni los diálogos.
    Y en cuanto a lo de los adolescentes... está claro que a cada edad se le da lo que necesita. ¿Hablais igual a un bebé que a un chaval de 15 años? ¿Le dais lo mismo de comer? ¿Os permite cogerle en brazos tod el tiempo?
    NOOOOOOOO, verdad? Pues con la disciplina pasa lo mismo debe evolucionar.

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  12. Hola anónimo:

    Entiendo tu postura como profesora. Tener 25 niños en clase a tu único cargo es una fuente de estrés impresionante. Si yo fuese profesora probablemente tendría unos dilemas grandes entre mis ideas y la frustración de no poder hacer mi trabajo como considero que se debería hacer.
    Como dices hay que conocer diferentes técnicas, ya que cada niño necesita abordajes diferentes. Por eso me molesta tanto la sistematización de técnicas, como por ejemplo el tiempo fuera.
    Con la autora del artículo comparto algunas cosas y otras no, aunque no me voy a extender en ello ahora. Sí comparto esa llamada de atención al tiempo fuera, porque sí que tiene desventajas y grandes, y vician el proceso educativo.
    Entiendo que en tu opción esté el castigo (amparándote en el que tampoco sea tan malo), aunque no lo comparto. Tener una situación estresante de trabajo, porque las condiciones de trabajo no son las adecuadas me hace entender que las profesoras se sientan desbordadas y que opten por medidas que aparentemente les funcionen, al menos en el comportamiento inmediato. Pero conozco profesoras que no utilizan castigos en sus clases. Tengo un caso muy cercano, de niña etiquetada como malcriada, violenta… los hechos hacían verlo así. La niña pegaba, se mostraba agresiva… había mucha historia detrás. Solución? Castigos y más castigos. Año nuevo, cambio de profesora y cambio de estrategia no basada en castigos, sino en escuchar, en reconocer sentimientos, rolplayings, asignación de responsabilidades a base de tareas y a través de responsabilizarse de sus actos… diferentes medidas, obviando el castigo como acto punitivo (eso no quita que tomara otras medidas como las que comenta eva, al estilo Ginnot). La niña ha vivido un cambio impresionante. SE ha empezado a sentir importante, se ha integrado en un grupo en el que se siente importante, ha dejado de mostrar esa violencia porque ha dejado de sentirla de verdad. Esa profesora ha permitido que esa niña llene una necesidad, que había por ahí y se la “ha ganado”. Surgirán conflictos, pero ha sentado unas bases que el año pasado eran impensables. En esta historia, que te cuento de forma esquemática e incompleta, pero creo que ilustra que querer es poder. Esta profesora ha optado con ella por esto, igual que opta por otras cosas con otros niños y otras situaciones.
    ¿Qué no es tan malo? Pues igual no (peor es una colleja, por ejemplo). Pero desde luego, en mi opinión, hay opciones mejores. Aunque ya te digo que entiendo que en una clase, igual que en casa las cosas no siempre sean como nos gustarían que fueran, nos sintamos superados por la situación y no actuemos como nos gustaría (y en este caso quien necesita el tiempo muerto muchas veces es el adulto, para recuperar la capacidad de tomar perspectiva y pensar). Y en casa, pues lo mismo.
    Sobre los adolescentes, lo que entiendo que dice es que la “evolución de la disciplina” de la que hablas pasa de sentarles a pensar a castigarles el fin de semana… para mí es igual de triste porque sigue significando un fracaso de otras vías, una impotencia, un desbordamiento de los padres. Pero sigue sin ser educativo.
    Igual que tú crees que no es tan malo castigarles, yo pienso que “es totalmente posible ayudar a los niños a aprender a ser cooperativos y miembros decentes de la sociedad sin usar nunca castigos, premios, o consecuencias artificiales de ninguna clase”.

    Un saludo,

    Maite

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