Ahora que está próximo el inicio del curso escolar, he leído
varias entradas en las que se habla de un tema importante, el de las relaciones
de los padres con la escuela, cómo crear
canales de comunicación y colaboración. Me ha gustado especialmente la entrada
de Óscar González en su blog: Empieza
el nuevo curso, es tiempo de aliarse para que la comunicación, la
colaboración y la participación fluya. Rescato principalmente dos ideas: que
profes y padres buscamos lo mismo y que
es importante empezar por uno mismo (vamos, que no vale escudarse en el “es que
el otro no colabora”).
Formas de participar y colaborar en la escuela.
Estos son los canales que se me ocurren ahora mismo, aunque igual
hay más, ya me decís, que la hora de la siesta no es muy buena para acordarse de todo. Los dos primeros velan por la mejora de la comunidad
escolar como colectivo. El tercero, por el bienestar individual del niño. Todos
son importantes:
- AMPAS: A través de las actividades que realiza la asociación, que pueden ser muy diferentes y variadas.
- Consejo escolar, por delegación.
- Como padres y madres interaccionando con los profesores: reuniones, tutorías, charlas informales y otras formas que puedan surgir. Estos días he leído la idea de comisiones que me ha parecido estupenda.
Sé de centros donde hay asambleas tipo consejo escolar, pero donde cada padre puede exponer ideas y cada familia es un voto. También centros donde se impulsa a que los padres y madres vayan en
horario lectivo a dar charlas o talleres. También padres y madres que van como voluntarios a colaborar con los profesores
y prestar su apoyo. En colegios donde se implantan estas fórmulas se ve a familias muy implicadas, aunque no sé hasta qué punto qué vino antes, el huevo o
la gallina. Es decir, centros con estas fórmulas atrae a padres con muchas
ganas de implicarse en la comunidad educativa o centros donde se fomenta este
tipo de colaboración hace despertar de su letargo a muchas familias.
Hay un hecho que parece evidente (al menos en el colegio de
mis hijos se cumple bastante) y es que muchos padres están alejados de la
escuela. Llevan a sus hijos, les recogen, van a las reuniones y a las tutorías
a petición del profesor… probablemente, además, en casa den soporte a sus hijos,
o lo intentan, de la forma que se les pide desde el centro…, pero en lo
referente al colegio, se mantienen las distancias. He leído en varias de estas entradas que circulan estos días sobre el tema, que los hijos de
padres implicados en la educación de sus hijos obtienen mejores resultados. ¿Se
puede estar implicado en la educación de los hijos y no tener mucho trato con
el colegio? Pues sí, porque la educación de los hijos es mucho más que los
deberes, los contenidos y las clases. No obstante, creo que sería ideal que
todo fluyera, sentir esa comunicación, colaboración y participación
familia-escuela… y es lo que intento día a día.
Hasta que leí el libro Aprendizaje dialógico
en la sociedad de la información no me di cuenta de algunas cosas que me removían
un poco por dentro cuando se nos pedía que las familias colaborásemos con el
colegio, refiriéndose a las relaciones de los padres con los profesores. Fue un
libro revelador porque partiendo de ejemplos concretos, da en el clavo, en mi opinión. Reuniones en las que los padres se sientan en
sillas minúsculas y profes dan la charla de pie, no son espacios de igual a
igual entre adultos, de colaboración real, sino de transmisión de información,
de decisiones ya tomadas, de colaborar
es ”hacer lo que yo digo”. Lo que se transmite con muchas actitudes día a día
es que ir a una en educación es “yo soy el experto y tú tienes que hacer lo que yo te diga para que
esto funcione”. No se trata a los padres como adultos responsables, sino más
bien como si fuésemos niños a los que también están educando. Eso hace que al final asumas un poco ese
papel, vayas a las reuniones, escuches la charla, la agradezcas educadamente y
sigas las instrucciones hasta donde te parece bien. Así eres una madre
colaboradora al máximo. Tratas de no llamar demasiado la atención, pero al
mismo tiempo te sientes desvinculada poco a poco del sentimiento de Comunidad
educativa. Te conviertes es un sujeto pasivo, que recibe instrucciones y obra
en consecuencia. Estoy segura, no obstante, de que profesores no lo hacen con la
intención de rebajar o ningunear a los padres.
Por otro lado, en el cole de mis hijas, me he encontrado que
extraña que sea una madre la que pida una tutoría si no hay problemas, como una
simple reunión para conocer mejor a la profesora y charlar de un tema en el que
ambas tienen interés, para ver qué tal, conocer sus impresiones, sin más
juicios, como mero seguimiento bienintencionado. Se da el caso en nuestro
colegio que tenemos prohibido hablar con los profesores a las entradas y
salidas, así que la vía para hablar y establecer un mínimo de relación, es enviarles notas o concertar una
entrevista. Así que siento que a nivel individuos (es decir, relaciones padres
profes) tenemos mucho que hacer en el colegio para encontrar una forma de
comunicarnos y colaborar mutuamente.
Todo esto ocurre, a pesar de que tal y como comenta Óscar González tenemos
unas necesidades similares, porque nos cuesta ponernos en la piel del otro,
actuamos de forma mecánica y con cierta tendencia a estar a la defensiva
(todas las partes). Y tampoco hay que engañarse: Hay profes y profes lo mismo que hay padres y
padres… Hay gente majísima , otra para
echarle de comer aparte y es un aprendizaje grande el saber que a pesar de cómo
seamos cada uno, hay que esforzarse en trabajar por nuestros hijos y por la comunidad escolar.
Mis propósitos para el año que viene:
A nivel individual, seguir con la relación, cordial, que
mantengo con la profe de mi hija y que siga sorprendiéndose porque pido
reunirme con ella para ver qué tal está tanto mi hija como ella. Si seguimos
con el mismo nivel de deberes, darme con un canto en los dientes; si veo que se convierte
en invasión para nuestro after schooling (esto lo leí en el blog de María y me
gustó), pues nada, abordar el tema con ella, contarle lo que hacemos en casa y
cómo lo hacemos. Igual que con otros temas que puedan surgir.
A nivel comunidad, ya comenté que parece que al consejo escolar
le quedan dos telediarios como órgano de toma de decisiones. Pero bueno, como
no soy consejera, pues apoyar a los consejeros, que este año tienen un papelón.
En cuanto al AMPA hasta ahora he colaborado de forma
intermitente, en parte por mi hijo pequeño, en parte porque todo se hace fuera
del horario escolar y he primado el estar con mis hijos por encima de trabajar
en la comunidad escolar. He priorizado lo individual, estar con mis hijos,
sobre lo colectivo, la comunidad escolar. Soy suplente en la biblioteca, creé el blog de
la biblioteca que actualizo de pascuas a ramos sin continuidad ninguna, he dado
talleres sobre blogs, alguna charla con temática “educando en el mundo
digital”, he participado en cuentacuentos, en actividades de recaudación para
el viaje de sexto, en fiestas, en exposiciones y celebraciones varias (halloween,
carnavales, primavera)… cosas así. Me
tira lo lúdico-festivo-cultural, para qué nos vamos a engañar. Participo en la lista de correo que tenemos
debatiendo, compartiendo noticias . Mis
hijos no hacen actividades extraescolares dentro del colegio así que no he
coordinado ninguna de las que se ofertan, ni he propuesto ninguna tampoco. No
he ido a las asambleas porque son eternas, pero siempre delego votos tras
informarme previamente de los temas a tratar. Ahora quiero dar más peso a la
comunidad, implicándome algo más en muchas de las actividades que tiene un AMPA,
que son de día a día. Tengo la suerte de que mis hijos van a un cole donde el AMPA
trabaja desde hace unos años desde un concepto de colaboración con el equipo
directivo, y aunque no siempre es fácil, tienen muy buen talante para resolver
los pequeños conflictos que van surgiendo.
Este curso se presenta movido tras recortes de profesores,
aumentos de ratios, de horas lectivas para profes, la casi eliminación de becas
de libros y comedor, la difícilmente operante alternativa a las becas, préstamos de libros, el tupper
(y todo lo que trae dentro), la inminente reforma educativa, la difícil
situación por la que se está pasando en muchas casas… Familias y escuelas
tienen que hacer un esfuerzo extra por entenderse, por encontrar vías de
comunicación, colaboración y participación. Por crear, de verdad, una comunidad
educativa.
Imágenes de Frato y de Andrés Faro. La tercera la he visto en google. Enlazo al lugar donde la he visto, pero no encuentro la página del autor.
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