Sigo con mi resumen del III Congreso El ser creativo, Mentes brillantes (no sé cuál es el orden exacto, pero vamos, lo mismo me da). Como el día anterior, sólo pude quedarme por la mañana. Me comentan que la tarde fue muy interesante.
La primera sorpresa del día llega de la mano del ministro Wert, que viene a decirnos que entre la imagen de una escuela de los años 50 y la de ahora, aparte de la ropa que llevan las personas, hay pocas diferencias. Que la escuela del s. XXI no puede ser como la del s. XIX, ni la del XX, claro. Que la creatividad es básica para el desarrollo humano. A cuadros me quedé de verdad. No sé si era un ejercicio de cinismo, si de verdad cree que la LOMCE viene a conseguir estas premisas o qué... pero vamos, me hirvió la sangre. Me ha salido una perorata sobre la ley, pero mejor la borro. La conclusión es que no vamos hacia donde dijo que tenemos que ir. Y punto. Que vamos hacia atrás.
La primera mesa estaba dedicada a la Educación. Como conclusión, se repitió muchas veces la idea que el visionario del Wert había anunciado, lo de la escuela del siglo XXI y tal. Es verdad que una ya está un poco de vuelta de ese discurso, que no resulta creativo, porque no aporta demasiadas soluciones. Simplemente, una escucha obnuvilada y por la tarde va a recoger a los niños al cole y se da de bruces con la realidad que tenemos y con la que nos viene encima. Que vamos hacia atrás, ya lo he dicho. Quizás, si como Momo, caminamos muy despacio hacia atrás, consigamos llegar a nuestro destino... no sé, por intentar decir algo diferente.
Absorta como estaba en mi nube, no tomé notas. Me gustó mucho el discurso de Nieves Segovia, presidentas del SEK. Y como partidaria de la escuela pública, laica e inclusiva, me generaba una disonancia cognitiva el que me gustara el discurso. Pero así fue. Habló de escuela colaborativa, integrada en la vida y la vida en la escuela, adaptada a los alumnos, donde trabajar en grupo, dando valor a la creatividad, a las tecnologías digitales como parte de nuestra forma de comunicarnos, trabajar y dar valor al rol de los profesores, de compartir conocimiento... en fin, es ese discurso que te encanta escuchar. Hubo un momento en uno de sus vídeos en el que se decía que esta nueva escuela que se proponía, en la que los contenidos estaban disponibles para todos, no todos tenían que ir al colegio. Mmmm... ¿dando valor al homeschooling o quizás promocionando una escuela para élites? (llámadme mal pensada). Este punto me dejó pensativa y como no me dio tiempo a quedarme al debate no lo pude resolver. Os enlazo a otra charla que dio, muy en la línea.
Luego llegó Jeremy Baka, que no paró de moverse ni un instante para contarnos también que hay que introducir magia y creatividad en los colegios, que éstos no se adaptan a los alumnos, que la escuela mata la creatividad y que de mayores la vamos a necesitar y tal y tal... Reconozco que soy una tía pausada y ese tipo de discurso, en el que parece que alguien se haya tomado un speed, o algo, ese discurso tan yanki, me pone un poco nerviosa. Pero vamos, razón no le falta al hombre.
Ricard Huguet vino desde Invenio , donde trabajan para introducir la innovación y la creatividad en las escuelas. Comentó la importancia de que prestemos atencion a nuestros hijos, que pasemos rato con ellos... lo que venimos diciendo desde hace tiempo :D Fue interesante y aquí os dejo otra charla similar que dio en otro sitio: El futuro según nos cuentan los niños En ella vemos que los niños quieren trabajar juntos, que quieren aprender cosas que les interesen, que quieren proponer, resolver problemas... Y vemos que las empresas buscan gente que trabaje en equipo, que sea resolutiva, creativa, proactiva... ¿Y cómo se trabaja en general en las escuelas? pues de forma individual, siguiendo un libro que ya es "todo" el conocimiento... Recomiendo ver el vídeo por si me he inventado la mitad :D
Para completar la mesa, intervino Pere Estupinyà. Su tesis era que miremos como mira el científico, que ante un tema, seamos curiosos, busquemos conocimiento, que no partamos de unas ideas previas... Para ello, pues nos ilustró con varias entrevistas a grandes científicos que hizo en su estancia en el MIT . Se me hizo un poco aburrida, un poco cuaderno de viaje para decirnos: compra mi libro.
Finalizando esta charla, nos fuimos a desayunar, fuera del circo price, a una cafetería. Con calma. Al volver vimos que ya hacía tiempo que había comenzado la parte: Reiniciándonos a partir de la ética. Destacó sin duda Bernardo Kliksberg, con una charla de unos 40 minutos que levantó al auditorio (Manuel Campo Vidal, el moderador, de los nervios porque se le iba el tiempo por completo, pero también entregado). Demostró que para comunicar no hace falta muchos prezi, ni power points, ni hacer el mono ante el público. Hace falta tener presencia, don de la palabra y un discurso profundo (y si me apuras, acento argentino). Pausado, solemne, sin apoyo de tecnologías, con sus manos cogidas, sin apenas moverse... pero denunciando los grandes escándalos éticos . Hay que devolver la ética a la economía (yo, que soy una descreída, pienso si alguna vez ha habido ética en la Economía, pero es que me pilla esta noche un poco pallá, igual mañana pienso lo contrario). En el enlace que he puesto, hay varios vídeos de él (los que aparecen como no disponibles se pueden ver en youtube), aquí, un resumen escrito de los escándalos éticos. Y aunque no soy nada religiosa, me encantó el toque que le dio, con la Biblia, hablando sobre Caín y la economía del ¿Y a mí que me importa lo que le pase al otro? y del "amaros los unos a los otros". En fin, Kliksberg for president. Para mí, fue la Mente Brillante del congreso (teniendo en cuenta que me perdí muchas intervenciones, todo sea dicho).
Y con esto, nos fuimos otra vez a comer al mismo local en la calle Argumosa, donde disfruté mucho, a pesar de las prisas, y para homenajear a Kliksber, de unas berenjenas al estilo sefardí que me quitaron el sentío. Necesito esa receta ya. Volví a comer casi sin tiempo, me fui a por los nenes y a partir de ahí, comenzó otro viaje, a Uno entre cien mil.
Como conclusiones, ya adelanté que quizás al tener un objetivo tan pretencioso grande, me he quedado con ganas de algo más. Me ha confirmado muchas cosas, ha sido complaciente con mis oídos y sobre todo, ha sido una experiencia muy buena por la compañía. La oportunidad de ir (invitada; comprando entrada me hubiese sido imposible) la valoro muchísimo. Ir a estos saraos activa la mente.
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