En el colegio nos recomendaron comprar un diccionario en papel y a mí me surgió una de estas dudas existenciales que me entran a veces. A mí me encantan los libros, pero reconozco que aunque tenemos diccionarios en casa, no los uso nunca en papel. Fue de los primeros libros que cayeron en desuso en mi día a día, sustituidos por la red. Si tengo una duda en relación a una palabra, ya sea en cuanto a significado u ortografía, busco en Google o en rae.es. Así que yo me preguntaba si en el siglo XXI era necesario gastar 20 euros que cuesta el diccionario "recomendado".
La tarea que les ponen, para lo que utilizan el diccionario en clase, es la de buscar palabras y copiar la primera de las definiciones. Esa tarea me lleva a la época en la que yo tenía la edad de mi hija. No ha cambiado nada. Veo en esta tarea el tema de ordenar palabras, también la de copia, y en ocasiones la de comprensión. Digo en ocasiones porque hay veces que tiene que buscar, por ejemplo: "ecologismo". La definición es "relativo a la ecología", pero a los niños no se les pide que entiendan un concepto, sino que copien esa definición, sepan o no sepan qué quiere decir ecología.
Total, que yo andaba con mis resistencias a comprar un diccionario para eso. Existen versiones on line, que para la tarea de copiar, ya viene bien. Y hace más rápido pasar de ecologismo a ecología (porque al final buscar en un diccionario muchas veces es un camino sin fin). Y si es importante ordenar palabras, pues seguro que hay otros métodos para llegar a adquirir esa práctica.
Me encuentro además, que últimamente leemos bastante a través de dispositivos electrónicos y con pinchar en la palabra de la que tenemos duda, llegamos a la definición. Muchas veces ver la definición no nos lleva a entender y necesitamos imágenes, ejemplos prácticos... y ahí está el Sr. Google (o cualquier buscador) para llegar un poco más al meollo.
Hablando con una amiga, me comentó: Desarrollamos aptitudes y destrezas para
adaptarnos al medio. Si el medio cambia... ¿para qué seguir con esas
tareas?
Pero bueno, mi hija empezaba a sentirse incómoda porque no habíamos cumplido con la "sugerencia" de adquirir un diccionario, y aunque hacía los deberes con la versión on line del mismo, sentía que "hacía trampas". Y como mi conclusión a estos días de divagaciones fue que nos adaptaríamos como siempre al medio escolar y trataríamos que se desarrollaran las destrezas hacia el nuevo medio ante el que nos encontramos (el digital), desde casa, compré el diccionario.
Y ahí viene la gran sorpresa. Mi hija ha reaccionado ante él igual que yo cuando era pequeña. Lo mira y lo remira. Pasa las hojas con cuidado mirando listas de palabras que van evolucinando alfabéticamente, páginas abiertas al azar que suponen ratos de enfrascarse en la lectura, buscando palabras que ya utiliza y visionando imágenes... Recuerdo haber pasado horas mirando mi diccionario y la enciclopedia que había en casa. Y resulta que mi hija disfruta hojeando el libro durante largos periodos de tiempo igual que yo, como si fuese la fuente de todo conocimiento. Con eso, algo tan bonito, no contaba.
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ResponderEliminar¡Que recuerdos me has traido!Yo también pasaba largos ratos enfrascada en las páginas de nuestro diccionario :)
ResponderEliminarCreo que un diccionario, como las guías de campo, dejan por el camino a la consulta información que se almacena casi de modo inconsciente y que luego puede llegar a recuperarse casi sin darnos cuenta. Eso con las guías o diccionarios de acceso directo se pierde, como también se pierde ese juego de mirar y mirar sin buscar nada concreto y encontrar a cambio un montón de cosas interesantes :)
Bonita entrada ;)
Sí... a mí me pasó lo mismo y aún me ocurre con esa cosa tan anticuada que usábamos de pequeñas los atlas ¿los recordais? Me encanta pasar las páginas mirando paises, imaginando paises... Afortunadamente los niños, y algunos adultos, a pesar de tanta tecnología, aún saben soñar...
ResponderEliminarUn saludo,
Me has dado en qué pensar... sí.... el tacto de los libros, el olor, el pasar de las hojas...
ResponderEliminarMi padre insiste en que tengamos un diccionario en casa... cuantas veces lo hace. Y ahora que está pasando unos días con nosotros me ha preguntado por los atlas.
Mi respuesta es siempre la misma: internet, google.... pero lo cierto es que puedo imaginarme a mi hijo mayor curioseando hoja por hoja. Es más apostaría desde ya... que curiosearía fascinado.